Posiblemente más de una manera de sufrir encontré en el salón de clase, si no es con una tarea encima, un trabajo grupal o la incomodidad de un compañero, el simple hecho de buscar una distracción puede ser una decisión fatal...
Ya habían pasado mas de dos horas en mi clase de Literatura mientras el aire se hacía cada vez más pesado y las palabras de César Vallejo pujaban por entrar en mi mente sin mucho éxito. Será porque me sentaba en el último sitio o porque mi mente trataba de escabullirse tras aquella ventanita por la que te había visto pasar hace unos minutos haciendo que mis pies marcaran cada segundo con intranquilidad.
Sucedió mientras el profesor se acercaba a la pizarra y escribia con lentitud, que en mis intentos por descubrir las razones de la integridad de las musarañas en la esquina de la ventana pude ver tu cabello castaño y largo pasar rápidamente. No acerté a llamarte por temor a mi reacción, sin embargo ya me habías congelado con tu mirada.
Esos ojos negros en tu rostro siempre me habían llamado la atención, desde que te conocí no podía mirarte defrente, eran demasiado penetrantes para mi, como si tomaras cada soplo de mi alma en ese instante mientras me sentía desvanecer con solo verlos
Durante un segundo recordé todas aquellas caricias que reconfortaban mis momentos tristes... esa necesidad de acercarme a ti a cada momento y de decirte cuanto te amaba con cada abrazo. Creí que tu lo sentirías también, pero fallé (o tal vez no?) ya que solo esbozaste una sonrisa y seguiste tu camino. En el instante se desmoronó la ilusión y la pesadez regresó al aire mientras el profesor llamaba y pedía atención.
Heme en el comienzo otra vez... pasados los 5 minutos mas largos de mi vida, suena el timbre y salgo en tu búsqueda vanamente, solo para encontrar una vez más ese pasillo vacío y mi casillero con una carta aún con el olor de tu colonia favorita...
Todas las semanas en clase de Literatura vuelvo a esperarte, revivo mi agonía... cosa de costumbre...
Despedida
Hace 14 años